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La prediabetes representa una fase crucial en la que aún es posible recuperar la salud antes de que se convierta en diabetes.

Según el Dr. Julián Tamayo, especialista en endocrinología y nutrición en el Hospital Perpetuo Socorro (Las Palmas de Gran Canaria), este es el momento de hacer cambios significativos en el estilo de vida.

La diabetes, que ha alcanzado niveles epidémicos con más de 547 millones de personas afectadas en el mundo, no aparece de repente. De hecho, la prediabetes ya muestra mecanismos que desencadenan la enfermedad.

Factores como la urbanización, el sedentarismo y los cambios en los hábitos alimenticios han contribuido a un aumento alarmante de la diabetes tipo 2. Sin embargo, también existen otros tipos de diabetes, como las autoinmunes y las relacionadas con el embarazo o ciertos medicamentos.

Lo más preocupante es que muchos de los afectados por prediabetes no son conscientes de su condición. La prediabetes es similar a un semáforo en amarillo: si no se hace un cambio a tiempo, el riesgo de desarrollar diabetes es inminente.

La buena noticia es que, si se detecta a tiempo, la prediabetes es reversible. Cambios en la dieta, la actividad física y el uso de suplementos pueden ayudar a restaurar el equilibrio del cuerpo. En contraste, una vez que la diabetes se ha desarrollado, el tratamiento se centra en manejar la enfermedad, en lugar de revertirla.

Por ello, es fundamental que las personas mayores de 35 años se realicen pruebas periódicas, especialmente si tienen factores de riesgo. La detección temprana de la prediabetes ofrece la mejor oportunidad para evitar las graves complicaciones de la diabetes y mejorar la calidad de vida a largo plazo.

La clave para evitar la diabetes y sus complicaciones

Identificar los factores de riesgo es muy importante llegados a este punto. Aunque no existe un perfil único, ciertos hábitos y condiciones aumentan significativamente las probabilidades de desarrollar esta enfermedad. Entre los factores más destacados se encuentran el sobrepeso, la obesidad, la vida sedentaria y los antecedentes familiares de diabetes o prediabetes.

Los síntomas de la prediabetes suelen ser silenciosos, lo que dificulta su detección temprana. Síntomas como el cansancio, la falta de sueño o los cambios en la piel pueden pasar desapercibidos. A menudo, la prediabetes se manifiesta de manera leve, lo que lleva a los pacientes a subestimar su gravedad. Sin embargo, incluso pequeñas alteraciones en los niveles de azúcar pueden poner en marcha mecanismos que afectan órganos vitales como los riñones, el corazón e incluso el cerebro.

La prediabetes no es un simple estado previo, sino que ya implica un riesgo elevado de sufrir complicaciones graves. La resistencia a la insulina, uno de los principales factores asociados a la prediabetes, también está relacionada con un mayor riesgo de infartos, ictus y deterioro cognitivo a largo plazo.

El tratamiento temprano de la prediabetes puede marcar una gran diferencia, especialmente en personas jóvenes, donde la progresión a la diabetes puede ser más rápida. De hecho, se estima que el 20% de las personas diagnosticadas con prediabetes avanzarán a la diabetes en solo un año si no toman medidas a tiempo. Con el paso de los años, este porcentaje aumenta hasta el 40%, lo que resalta la urgencia de actuar.

La prediabetes no solo afecta la salud física, sino también la calidad de vida, el entorno familiar y la productividad social. Por ello, es fundamental que aquellos con factores de riesgo tomen conciencia y busquen tratamiento médico antes de que la situación se agrave.

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