El Dr. Alberto Rivero, médico especialista en Urología en el Hospital Universitario de Burgos, nos cuenta la importancia de un correcto manejo de las infecciones urinarias.
La importancia de un correcto manejo de las infecciones de urinarias
Las infecciones urinarias suponen una de las situaciones más molestas y recurrentes que afectan a gran parte de la población. El peligro de un mal manejo o la costumbre de recurrir a la automedicación puede llevar a que este problema se perpetúe, aumentando considerablemente el número de episodios y haciendo de ello una enfermedad crónica.
Actualmente definimos infección urinaria recurrente o de repetición a la que ocurre en dos o más ocasiones en seis meses o tres o más veces en un año.
En la génesis de estos procesos están involucrados múltiples factores: un vaciamiento incompleto o inadecuado al orinar, aguantar largas horas el deseo miccional, procesos de estrés o carencias estructurales de la mucosa del aparato urinario.
Las enterobacterias (60-75%) son el agente microbiológico predominante, siendo E. Coli el patógeno más frecuente, sobre todo cuando se presenta en una primera infección. Es frecuente que este problema afecte de manera recurrente tanto a la población de mayor edad como a mujeres de mediana edad con un significativo impacto en la calidad de vida.
La importancia de un correcto estudio, tratamiento y prevención de las infecciones del tracto urinario (ITU), sigue siendo uno de los campos con gran margen de mejora en la medicina actual. En el caso de las infecciones recurrentes es mandatorio la derivación al urólogo, que además de orientar el tratamiento debe descartar otras patologías catalogadas erróneamente como infecciones de orina.
Como ya sabemos el tratamiento antibiótico es la piedra angular en estos casos, no obstante, un mal manejo o el abuso de antibióticos puede conllevar a un aumento de las resistencias de las bacterias causantes.
Es de gran importancia recoger en la medida de lo posible, un cultivo de orina antes y después del tratamiento. Esto nos sirve tanto para identificar al patógeno causante, como para confirmar la erradicación del mismo.
Otro factor que hay que recalcar es el tipo de antibiótico utilizado (por la creciente aparición de resistencias) y la duración del tratamiento (tratamientos monodosis o en ciclos cortos podrían ser insuficientes).
Sin duda, el campo que merece nuestra mayor atención es el de la profilaxis.
Pequeñas correcciones en nuestros hábitos diarios, un adecuado estudio del aparato urinario que permita detectar el problema de base o la aparición de fármacos que ayudan a reforzar nuestros mecanismos de defensa, son actualmente la mejor vía para atajar este problema.
Es importante que el paciente evite buscar una solución rápida al conflicto y entienda que estos tratamientos pueden requerir un tiempo prolongado para corregir los factores que han desestabilizado el tracto urinario.
Gracias al énfasis en la prevención de las infecciones urinarias se ha conseguido en muchos casos erradicar el problema o disminuir considerablemente el número de episodios anuales. Actuando con estos mecanismos de prevención se ha podido mejorar el enfoque terapéutico, por lo que es importante concienciar al paciente para que acuda a un especialista en urología que marcará las pautas para un correcto diagnóstico y seguimiento.
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