La Dra. Patricia Márquez Rodríguez, jefa de Servicio Medicina Física y Rehabilitación de Hospitales Universitarios San Roque en Las Palmas de Gran Canaria, nos cuenta la importancia de mantener las articulaciones en buen estado físico.
Nunca es tarde para comenzar a cuidar de nuestras articulaciones
Importancia de mantener las articulaciones en buen estado físico
Las articulaciones son estructuras complejas, diseñadas para soportar peso y movilizar el cuerpo a través del espacio, que están formadas por huesos, músculos, membrana sinovial, cartílago y ligamentos.
Las articulaciones más castigadas son las rodillas, lumbar, caderas, tobillos, cervical, hombros y muñecas, ya que se encuentran continuamente bajo tensión y en movimiento. Éstas, tienen una resistencia limite a las cargas y a los movimientos repetitivos, deteriorándose con el paso del tiempo.
Por ello, para evitar la aparición de dolor en las articulaciones, es muy importante que se encuentren en perfecto estado para poder desempeñar una correcta función.
Cómo cuidar nuestras articulaciones
La salud de las articulaciones depende en gran medida de los hábitos alimenticios y de nuestro estilo de vida. Existen factores que pueden afectar negativamente a ella, como la obesidad, el sedentarismo, la práctica intensa de actividad deportiva de impacto y, como no, la edad.
Por suerte, con una dieta adecuada, junto con suplementos específicos, una práctica de actividad física regular y un buen descanso nocturno, podemos influir considerablemente en mantener las articulaciones en buen estado.
Recomendaciones del uso de suplementos nutricionales para el bienestar de las articulaciones
Los suplementos nutricionales para articulaciones son un gran apoyo de la dieta para mantenerlas saludables, fortalecerlas y protegerlas.
Existen numerosos suplementos, entre los que recomiendo:
Colágeno
El colágeno es la proteína más abundante de nuestro cuerpo y uno de los principales componentes de las articulaciones, constituyendo una cuarta parte de la masa muscular. Se trata de una proteína que podemos encontrar en la piel, músculos, tendones, cartílagos, uñas y pelo.
Si no sabes para qué sirve el colágeno, su función principal es aportar flexibilidad, elasticidad y sostén.
Existen diferentes tipos en función de su localización:
Colágeno tipo 1: Es el que aporta flexibilidad y elasticidad a los tejidos. Se encuentra en los huesos, los tendones y en la piel.
Colágeno tipo 2: Este tipo de colágeno está presente en los cartílagos, confiriendo resistencia.
Glucosamina
La glucosamina se produce de forma natural en nuestro organismo. Sin embargo, con el paso de los años, va disminuyendo.
Se encuentra alrededor de las articulaciones y su principal función es la de proteger al hueso. Se utiliza para reparar los tejidos dañados en el cartílago y estimular la producción y regeneración de éste.
Condroitina
La condroitina es un componente muy importante del cartílago, ya que interviene en su construcción y regeneración.
Actúa como un amortiguador en las articulaciones, mejorando el movimiento articular al darle mayor elasticidad al cartílago.
Ácido hialurónico
El ácido hialurónico es otro de los nutrientes que interviene en la producción de colágeno y que actúa como un amortiguador, lubricando las articulaciones y reduciendo la fricción del ejercicio físico.
Magnesio
El magnesio, especialmente el citrato de magnesio, además de ser esencial, resulta ser perfecto para combatir dolores articulares.
El magnesio facilita la asimilación del calcio y ayuda a eliminar los depósitos que quedan acumulados en las articulaciones y que, en muchas ocasiones, son los causantes de enfermedades como la artritis.
También, mejora la absorción de otros minerales esenciales para los huesos como el silicio, el flúor, el sodio y el fósforo e interviene en el metabolismo de los aminoácidos, que forman los bloques de colágeno que constituyen los huesos.
Silicio
El silicio participa en la síntesis de la elastina y del colágeno y estimula la formación y mineralización ósea.
Azufre
El azufre lo encontramos en el colágeno, y es responsable de formar tendones, cartílagos y ligamentos.
Calcio y fósforo
El calcio y el fósforo intervienen en la formación, desarrollo y mantenimiento de huesos y articulaciones.
Ácidos grasos Omega 3
Los tres ácidos grasos omega-3 principales son el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA).
Estos han demostrado ser efectivos en las enfermedades inflamatorias articulares previniendo y reduciendo la inflamación en el cartílago, minimizando su desgaste y aumentando su formación.
Vitamina C
La vitamina C contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo y a la formación de colágeno, para un funcionamiento normal de los huesos y cartílagos.
Complejo Vitamínico B (B1, B2, B6, B12)
Cada vitamina del complejo B tiene efecto sobre diferentes mecanismos del dolor, además de ser antioxidantes y de producir el máximo beneficio sobre las articulaciones.
La acción de las vitaminas B1, B2, B6 y B12 en las articulaciones es interferir en los mecanismos del dolor, que se activan con la degeneración articular.
Vitamina D
La vitamina D participa en la síntesis de proteoglicanos y es de vital importancia para el metabolismo óseo.
Vitamina E
La vitamina E mejora la protección del cartílago.
Extracto de Boswellia
El extracto de Boswellia tiene un potente efecto antiinflamatorio y analgésico, al mismo tiempo que mejora y aumenta la movilidad de las articulaciones.
Extracto de polvo de Cúrcuma Longa
En la composición del polvo de cúrcuma destacan los curcuminoides, unos compuestos de la familia de los polifenoles. La curcumina tiene una potente actividad antiinflamatoria y antioxidante, además de proteger a los condrocitos del efecto catabólico de las citoquinas proinflamatorias, previniendo así la degradación del cartílago y, por lo tanto, ayudando a frenar la progresión de la artrosis.
Con el fin de conseguir el máximo beneficio de los suplementos nutricionales, éstos deben asociarse a una correcta alimentación y práctica de ejercicio físico. Esta práctica debe ser, como mínimo, de 30 minutos diarios, combinando actividades de “impacto”, como caminar o correr, con actividades de “no impacto”, como la natación, bicicleta o pilates.
El movimiento alivia la rigidez articular, reduce el dolor y fortalece los músculos que rodean las articulaciones. Todo ello, debe llevar un correcto programa y un asesoramiento médico.
Dra. Patricia Márquez Rodríguez
Jefa de Servicio Medicina Física y Rehabilitación en Hospitales Universitarios San Roque en Las Palmas de Gran Canaria.